Hoy quiero contarte un poco sobre mi pasado, sobre cómo nací y viví en una familia disfuncional, es algo que nunca había comentado de una manera tan pública y abierta.
Crecí en un ambiente hostil y disfuncional, mis padres no se escondían para pelear o discutir, había que andar con cuidado de que mi madre se molestara y que empezara nuevamente este espiral de peleas y discusiones que eran el pan de cada día.
En mis años de infancia y adolescencia «no me faltó nada», siempre hubo casa, comida, vestido y calzado.
Quien iba a sospechar que la niña del cuadro de honor estaba mal, no tenia golpes o moretones. Todos los días llevaba el uniforme impecable, los zapatos boleados, todas las tareas hechas bien y a tiempo y casi nunca faltaba a la escuela. Jamás hubo llamadas por parte de los maestros a mis padres porque tuviera mala conducta o aprovechamiento, todo lo contrario, recibieron felicitaciones porque tenían a «la mejor estudiante» por hija.
Un poco difícil de creer que recibiera alguna clase de maltrato, solo porque éste no se veía a simple vista.
A veces los golpes que más duelen no te los dan en el cuerpo.
Para mi fortuna, encontré en algunas personas el apoyo y la empatía que en casa me hacían falta, nunca se los hice saber, porque de alguna manera eran pedacitos de alegría en mi vida que podían desaparecer si llegaban a oídos de alguien en mi casa. Algunos amigos y maestros de las escuelas donde estuve, fueron los sustitutos del amor y apoyo familiar que necesitaba, escucharon mis tristezas, secaron mis lágrimas, abrazaron mi corazón y curaban mis heridas.
Fueron el paraguas que me salvaba por instantes de la tormenta que vivía en casa. Y por eso siempre tendrán mi eterna gratitud.
Ser miembro de una familia muy disfuncional es algo doloroso, ser parte de una familia donde no existe el amor o la empatía te daña más de lo que puedes imaginar. No recuerdo haber escuchado un «te quiero», un abrazo o cualquier muestra de afecto entre mis padres o hacia mi persona, jamás se han dado verdaderas muestras de cariño en esa casa.
Me costo tiempo saber que la dinámica familiar no era normal y no estaba bien, fue hasta mi adolescencia donde todo lo mas intenso sucedió, el poco cariño que mi madre me manifestaba, se acabó en esa época, me insultaba, se burló de mi cuerpo incluso con otras personas de su familia, solo tenía permitido salir de la casa si era para ir a la escuela, no había privacidad, todas mis pertenencias eran revisadas varias veces y tiraba a la basura las cosas que no le gustaban, me hizo tirar un bonito libro con dedicatorias que escribieron para mi mis compañeros de la primaria, no le gustó que me escribieran así. Muchas de las cosas que mis compañeros me regalaron, terminaron en la basura porque no me permitió tenerlos. No podía invitar gente a la casa y tampoco me podían invitar a ningún lugar.
Si me conociste en esas etapas de mi vida, podrán ser familiares ciertas cosas que tuve que hacer, como declinar todas las invitaciones a salir o participar de reuniones, en una ocasión tenía que hacer una tarea en equipo con otras compañeras en tercer grado de secundaria, era ver una película y hacer un resumen de la trama y los personajes. Recuerdo que nos tocó ver «La sociedad de los poetas muertos», teniamos que reunirnos durante la tarde y ver la película, así que al terminar la escuela tuve que prepararme psicologicamente para pedir permiso de poder ir a hacer tarea en otra casa. No me dejó ir y para cuando llegó la hora acordada, una de mis compañeras fué a mi casa a ver porque no iba, mi madre abrio la puerta y retorciendo una sonrisa me dejó ir con la condicion de que estuviera de regreso en menos de una hora y media.
Lo estaba pasando bien cuando de repente la veo llegar junto con mi hermana, fué por mi porque me estaba tardando. Me dió mucha verguenza porque ni siquiera habia terminado la pelicula y aun no empezabamos a hacer el resumen. Así que tuve que irme y tratar de pensar qué iba a decirles a mis compañeras al día siguiente. Me sacaron del equipo y tuve que hacer indivudual el trabajo, después de pedirselo al maestro.
Esta y muchas otras cosas más fueron esas piedritas que iban colmando el costal. Al pasar de los años, llegó un punto en el que no pude soportarlo más y algo pasó, esto se puede describir mejor con un episodio de una mini serie rusa que encontré por casualidad un día:
Y así un buen día, dejé «mi casa», para mí era una decisión de vida o muerte. No imagino que habría sido de mi de haber continuado viviendo con ellos. Ahora ya puedo saber que todo esto tiene un nombre y que muchas de las cosas que ahora me aquejan, vienen de ese pasado dañado, de haber sido parte de una familia disfuncional con dinámicas narcisistas.
En este vídeo se describe de manera fidedigna la manera en la que interactuabamos en casa, aún estoy procesando todo esto y gracias a ciertas lecturas y asistir a terapia de vez en cuando, he podido ir mejorando, no es mucho todavía, pero es trabajo honesto.
Es muy doloroso encontrarse con esta clase de familias, porque causan heridas muy profundas que para los integrantes que juegan el papel mas desfavorecido, son muy difíciles de detectar y de curar. Sobre todo por el tabú que existe en nuestra cultura que debemos respetar a «nuestro mayores» y hacen que esto sea muy estigmatizado.
Por ahora, me siento satisfecha de encontrar una respuesta y poder compartirla por primera vez con el resto del mundo, por si hubiera alguien por ahí con el mismo padecimiento, sepa que existen mas personas que pasamos por el mismo camino.
Mas delante compartiré algunos libros que me están sirviendo bastante para empezar a trabajar estos sentimientos.
Te agradezco por llegar al final de la lectura y de alguna manera compartir esto.
Cuéntame si tu conoces a alguien o has pasado por lo mismo, me gustaría animarte a que puedas compartirlo y empezar a cambiar la manera en la que vivimos.